¿Alguna vez has imaginado lo relajante que puede ser el sonido? Desde hace miles de años el ser humano ha utilizado el sonido con un fin curativo, para alcanzar una relajación profunda y liberar tensiones, en lugares como el Tíbet, la India y otros países orientales.
En el mundo occidental el descubrimiento de sus propiedades curativas llegó un poco más tarde, en los años 60, y desde entonces su popularidad no ha parado de crecer.
La terapia del sonido o sonoterapia
La sonoterapia nos transporta a un estado de calma, muy parecido al de la meditación pero de una forma más rápida y cómoda.
Para ello se emplean cuencos, que pueden estar acompañados de otros instrumentos, y se sitúan alrededor de la persona. El sonido que desprenden estos cuencos tibetanos está formado por una serie de notas que respetan la escala armónica. Al hacerlos sonar juntos, todos estos sonidos y frecuencias se combinan y suenan a la vez.
Por su parte, el ser humano también vibra y emite sonidos que son inaudibles. Cuando se produce el choque entre las ondas de ambos sonidos, se modifican y vibran al unísono de una forma saludable.
El masaje sonoro-vibracional
La técnica de la sonoterapia puede combinarse también con un «masaje sonoro-vibracional», en el que los cuencos se sitúan sobre nuestros centros energéticos y el sonido se percibe por medio de vibraciones.
El alemán Peter Hess fue el encargado de introducir el masaje de los cuencos tibetanos. Las vibraciones sonoras y ultrasónicas de los cuencos y los gongs generan un estado de relajación profunda y una armonización energética que ayudará a nuestro cuerpo a sanar desde el punto de vista físico y emocional.
El sonido de los cuencos tibetanos nos permite reconectar con nuestra energía vital y nuestra sabiduría interior.
Beneficios de la sonoterapia
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